sábado, 2 de octubre de 2010
DICCIONARIO BREVE DE MOVILIDAD SOSTENIBLE
AUTOMÓVIL: Vehículo a motor destinado al transporte de personas, que recibe también el nombre de turismo. Cada una de estas máquinas ocupa unos 4 m2 de suelo aparcada y unos 25 m2 de asfalto mientras se mueve por la ciudad (depende de la velocidad), una demanda de terreno que ha llegado a determinar la fisonomía y la vida en las zonas urbanas. La mayor parte de los automóviles pasan más del 90% del tiempo con el motor apagado, pero si se ponen en marcha para desplazarse por la ciudad tienen muchas probabilidades de acabar en un atasco: Cada día se producen embotellamientos en 7.500 kilómetros de carreteras europeas. Sin embargo, cerca de una tercera parte de las veces que un individio se sube a un coche es para recorrer una distancia menor de 1,3 kilómetros. Uno de estos vehículos está formado por unas 15.000 piezas y diversos fluidos que se convierten en una tonelada de chatarra al cabo de apenas una decena de años. Hoy en día, el automóvil más utilizado es el de motor de combustión, que es el modo de transporte terrestre que produce más emisiones contaminantes por ocupante y la fuente principal de ruido en las zonas urbanas. Aunque se están desarrollando modelos más eficientes o incluso eléctricos, esto no evita que el automóvil privado siga siendo el modo de transporte menos ecológico tal y como se usa en la actualidad para moverse por la ciudad.
BICICLETA: Vehículo de dos ruedas dotado de pedales que permite desplazarse a las personas de forma eficiente, saludable y no contaminante. Su velocidad media en zona urbana oscila entre los 15 y los 25 km/h. Si se cronometran los tiempos utilizados para desplazarse de puerta a puerta, la bicicleta puede resultar mucho más rápida que el automóvil privado en la ciudad. Este modo de transporte resulta especialmente interesante para recorridos inferiores a 8 kilómetros. Un holandés o un danés recorren de media más de 1.000 kilómetros al año subidos a una bici; un alemán, un sueco o un finlandés, 300; un irlandés o un italiano, 200; un español, unos 30.
BUS: Sistema de transporte público con menor capacidad de transporte que los medios que se desplazan por raíles, pero más flexible para itinerarios urbanos e interurbanos. Los más comunes son los de gasóleo o biodiésel, que producen emisiones contaminantes que afectan a la calidad del aire urbano, aunque en menor cantidad que el coche en relación con las personas que transporta. Su velocidad media puede reducirse en algunas horas punta a 15 km/h por tener que competir por el asfalto con los automóviles.
ESPACIO PÚBLICO: Lugar donde cualquier ciudadano tiene el derecho de circular. Para que ese derecho se cumpla resulta fundamental un reparto equitativo del espacio público para que todos los ciudadanos puedan utilizarlo sea cual sea la forma en la que se desplacen. En este reparto parece lógico que tengan prioridad en las calles y vías urbanas los sistemas más eficientes, saludables y menos contaminantes (movilidad a pie, bicicleta y transporte público), lo que no sucede en la mayoría de los pueblos y ciudades. Cada sistema de transporte tiene una ocupación muy distinta de ese espacio público: Para mover 50.000 personas por hora y sentido de circulación en automóviles se necesita una calle asfaltada de unos 175 metros de ancho. Para transportar esa misma cantidad de gente en autobuses se necesita una franja de 35 metros y en metro o tren una de 9 metros.
METRO: Sistema de transporte terrestre ferroviario, urbano o metropolitano que suele desplazarse bajo tierra. El metro puede alcanzar una velocidad máxima de 70-110 km/h, frente a los 80 hm/h del autobús. Y puede transportar entre 15.000-40.000 personas por hora y sentido, frente a las 2.000-4.000 del autobús. Su mayor inconveniente es el alto coste de su construcción: un kilómetro de metro cuesta unos 25 millones de euros, a los que hay que añadir unos 7 millones de la estación. Para algunos expertos, su construcción sólo es viable a partir de unos 22.000 viajeros, un flujo de viajeros que sólo se da en grandes ciudades.
MOVILIDAD SOSTENIBLE: Según la definición del World Business Council for Sustainable Development (WBCSD), la movilidad sostenible es aquella capaz de satisfacer las necesidades de la sociedad de moverse libremente, acceder, comunicar, comercializar o establecer relaciones sin sacrificar otros valores humanos o ecológicos básicos actuales o del futuro. Esto supone más que el conseguir reducir la contaminación que sale de los tubos de escape de los automóviles. La movilidad sostenible también busca proteger a los colectivos más vulnerables –peatones, ciclistas o personas con movilidad reducida–, dar valor al tiempo empleado en los desplazamientos, internalizar los costes socioeconómicos de cada medio de locomoción o garantizar el acceso universal de todos los ciudadanos a los lugares públicos y equipamientos en transporte público colectivo o en medios no motorizados.
OCUPACIÓN: La tasa de ocupación de un vehículo es un indicador de su sostenibilidad. La ocupación media de los automóviles en España es de 1,2-1,3 personas. La de los autobuses urbanos de Barcelona y Madrid, entre 15,1 y 14,1 personas. La del tranvía, 42,7. La del Metro, 133,5. Y la del tren de cercanías, 170,7.
PEATÓN: Persona que se desplaza a pie por una vía pública. Para distancias inferiores a 2 kilómetros, este el modo de transporte más eficiente, tras la bicicleta. La velocidad media de desplazamiento con las piernas es de alrededor de un metro por segundo, lo que permite recorrer un kilómetros en unos 15 minutos. Una persona de pie ocupa 0,5 m2 de espacio público y andando un m2. Más del 41% de los fallecidos en accidentes de tráfico en zona urbana son peatones.
TRANVÍA: Sistema de transporte ferroviario, urbano o metropolitano, que se desplaza por superficie. Los distintos sistemas ferroviarios eléctricos –metro, tranvía o tren– son los medios de transporte más eficientes, aunque la contaminación que genera dependerá en realidad de cómo se obtenga la electricidad. El tranvía tiene una capacidad intermedia entre el autobús y el metro. Puede transportar de una vez tanta gente como la que va en 3 autobuses o en 174 automóviles (con una media de 1,2 personas por coche). Resulta mucho menos costoso de construir que el metro y más rápido que el autobús en superficie. Frente a los 12 km/h de velocidad comercial del bus, el tranvía o metro ligero puede alcanzar los 20-25 km/h, y el metro convencional 25-30 km/h. En trayectos cortos, esta pequeña ventaja del metro desaparece cuando se contabiliza el tiempo de bajar hasta los andenes y volver a subir.
(Por Clemente Álvarez, en elpais.com)