sábado, 8 de enero de 2011

Arthur Button: Un hallazgo Sorprendente


Por Ramón Arriagada Sepúlveda

La búsqueda de nuevos hechos para la historiografía de Última Esperanza, irremediablemente no nos ha permitido ir al encuentro con connotados cronistas de ella. Una revisión estricta de las fuentes de información históricas nos ha llevado ya sea a simples testimonios a manera de diarios de viajes como los del capitán Eberhard, que con el nombre de " El Descubrimiento de la Última esperanza" publicara en castellano el profesor Werner Gromsch en el año 1922 ; el folleto testimonial de Luis Ojeda " Los sucesos de Ultima esperanza ocurridos en Puerto Bories y Puerto Natales el 23 de enero de 1919" publicado ese mismo año; las crónicas periodísticas de Carlos Zorrilla, corresponsal de " El Magallanes" en los años 1915 y 1916; los poemas y escritos de Rogelio Figueroa que con el seudónimo de " Tácito" fueron publicados y conocidos en los años veinte.

Estas crónicas, no obedecen a una estructuración a partir de las cuales se pueda llegar a generar una vertebración lógica, buscando posteriormente las posiciones alternativas respecto de los enfoques. A esta parte de la Patagonia le faltó un cronista como Lucas Bridges, José Maria Borrero o Lucas Bonacic. Es por ello que la lenta recuperación de los escritos de Arthur Button, pueden ser de mucha utilidad para nuestra información histórica . Además, en la perspectiva planteada por el presidente de este Congreso en la Ceremonia inaugural, seguiremos buscando un texto cuyo autor es Ismael Villarroel, escrito entre los años 1915 y 1920 cuyo título es " La Esclavitud de una Raza", que si sus contenidos son tan trascendentes como lo promete su autor, entregaría una buena información sobre estos años tan decisivos y turbulentos en la naciente ciudad.

Arthur Button llegó a Última Esperanza en el año 1905, procedente de Inglaterra, desde Linconlshire donde había nacido alrededor de 1870. De paso por Buenos Aires, viajó a Punta Arenas. Los funcionarios de Aduanas del vecino país le recomendaron no viajar a Chile y menos a esta parte del territorio "ya que existía la posibilidad de una guerra y yo iba directo hacia donde la lucha estaría teniendo lugar". Según las informaciones que circulaban en la capital del vecino país, señala Button "la milicia chilena estaba atravesando la región en disputa, según me dijeron habían leído en el periódico el día anterior". Al llegar a tierras magallánicas sus testimonios son muy interesantes respecto a la vida y las aspiraciones de los habitantes de Magallanes en aquellos años. De partida no vio policías y Punta Arenas era una ciudad tranquila, siempre azotada por el viento con dos edificios rodeados por muchas casuchitas.

Arthur Button en sus recuerdos sobre el arribo a Punta Arenas en 1905 deja entrever su vivo interés por los hallazgos en la Cueva Eberhard del Milodón, respecto del cual hace constantes consultas, ya sea en el hotel donde pernocta como a quienes encuentra en sus paseos por Punta Arenas. No estaría dentro del campo especulativo decir que él tiene una muy buena formación literaria y científica. En la zona de Última Esperanza, Button da testimonio que se encuentra una expedición recorriendo la Cueva, además en conversación con algunos ovejeros del lugar, estos dan por cierto que aún en los valles interiores existen milodones.

Los ovejeros aseguraban a quien los quisieran escuchar que "una tribu de indios que vivían en las montañas se encerró en un valle que era como el paraíso. Nadie podía salir ni entrar" el relato continuaba, y sus informantes los ovejeros decían que subiendo al punto elevado de la montaña veían... " a los indios trabajando, cosechando trigo con animales grandes como milodones, con el maíz casi cubriéndolos por completo". En el escrito que hemos tenido a la vista, de muy reciente traducción y del cual hemos extractado estos párrafos, Button se mofa de tanta ingenuidad por parte de los habitantes y como explicación a tanta leyenda, señala que es posible que sean demasiado devotos y seguidores de las historias de Allan Quartermain o Rob Roy.

Lo anterior es un indicio que Button, trae un buen bagaje cultural, y no es un "gringo duro" como se les catalogaba a los migrantes ingleses. Evidencia ser conocedor de las obras de Henry Rider Haggard autor de " Las Minas del Rey Salomón" y del escritor inglés Walter Scott. Permítaseme un paréntesis ilustrativo, la lectura de las novelas históricas de Scott entusiasmaron a la Inglaterra de mediados siglo XIX, tanto como los poemas de Lord Byron. Fue tal éxito literario de Scout, que escribió 32 novelas en diecisiete años.

Rob Roy, personaje al cual se hace alusión, es el Robin Hood escocés, un bandido empeñado en glorificar el pasado heroico de los HighLands, luego de la unión con Inglaterra en 1707. Pero talvez el personaje que más encantará a Arthur Button como a los demás jóvenes ingleses será Ivanhoé, otro personaje de Scott. Estos libros junto a " las Minas del Rey Salomón" es posible hayan marcado mucho a Button tanto en sus deseos de aventurar y llegar a la Patagonia, como de inclinarse por la literatura y ese afán de entregar sus vivencias en largos escritos contenidos en prolijos cuadernos.

Nuestro personaje llega a Última Esperanza, nada menos que en el año 1905. Este año marca un hito importante en la tenencia de la tierra en Última Esperanza. El presidente de Chile Germán Riesco, político proveniente de los sectores ligados a la oligarquía terrateniente, firma el decreto ordenando el remate de todas las tierras de Última Esperanza para el día 15 de marzo de ese año. El gobierno central no considera que en estos parajes ya están afincados alrededor de 400 pobladores, la mayoría de ellos ingleses y alemanes, más algunos connacionales.

Button es posible haya presenciado en la primavera de ese año, cuando arriba por vía marítima, la partida de los expropiados y la llegada del poder omnipresente de la gran empresa capitalista de la tierra, la Sociedad Explotadora Tierra del Fuego. Debe haber tenido sentimientos compartidos al ver llegar tantos compatriotas ingleses, quienes vienen hacerse cargo de los puestos más relevantes de la Explotadora, mayoritariamente de propiedad de la transnacional inglesa Duncan Fox. A la vez, sus sentimientos de justicia y sensibilidad social, deben haber estado junto a los expulsados de la tierra.

Al llegar Button a Última Esperanza en 1905, solicita una de las hijuelas que Tierras y Colonización está entregando en el sector de Puerto Prat. Su primera residencia será en lo que Eberhard en su labor de descubridor llamará " Puntilla del Jamón Podrido". En el año 1910 ya está residiendo en su hijuela de Puerto Prat junto a su esposa Mary Ann Gamble, quien no llegó acompañándole en 1905. Cuando se funda Natales en 1911, los Button junto a otros pobladores permanecerán en Puerto Prat desarrollando labores agrícolas que les permitirá la subsistencia. Allí nacerán sus hijos Arthur, Francis
y Leslie

En nuestro periódico " Patagonia Mía" del mes de marzo del 2003, publicamos una crónica que llevaba por título "Los Button de Puerto Prat: la increíble vida de ingleses ermitaños". Sus contenidos fueron muy sorpresivos para muchos natalinos que tuvieron contacto con la familia Button. Muchos pensaban que Arthur era un inglés poco instruido que sólo se dedicaba a vender mermeladas, quesos y huevos junto a su hija Francis, allá por los años 50. Francis, sobrevivió a toda su familia y murió como una ermitaña en el año 1978. Los últimos días los pasó en el Asilo de Ancianos de Natales, ya que eran tan deplorables sus condiciones de vida- convivía con gatos y gallinas- que fue necesario este obligado traslado.

Un momento de mucho dolor sufrieron los Button-Gamble, cuando su hijo mayor, Arturo Francisco, falleció en Punta Arenas mientras cumplía con su servicio militar.
Ese año el joven se había marchado a Punta Arenas en abril. Una de aquellas enfermedades que no tenían control terminó con sus días. Hemos tenido en nuestro poder una misiva donde el Obispo Arturo Jara, solicita al párroco de Natales darle cristiana sepultura " a pesar de ser los padres del extinto, protestantes". La misiva tiene fecha 2 de junio de 1930 y por la información de diarios de la época fue una ceremonia muy concurrida. Sobre todo porque en el vecindario de Natales, se corrió la voz que el joven había fallecido debido al sufrimiento - que hoy llamaríamos depresión - por el hecho de haber sido separado de su habitat, junto a los suyos, sin tener muchas nociones del idioma castellano.

Mary Ann Gamble, fallece en el año 1940, le sigue Leslie y luego el viejo Arthur ( 1956 ). Cuando el hogar de los Button en Prat, queda deshabitado, será saqueado y todos los libros y escritos de Arthur se perderán, apareciendo de vez en cuando algunos ejemplares, que manos piadosas han ido entregando para hacer posible la obra de este prolífico cronista natalino. En uno de dichos cuadernos, aparece un curioso relato, que nos impresiona por la percepción que tiene nuestro escritor respecto de la naturaleza, la armonía entre el hombre y su medio, la preocupación por preservarla ( "Patagonia Mía", marzo del 2003)

Debe haber sido difícil para nuestro personaje trasmitir dichas ideas en un territorio habitado por individuos a quienes poco o nada les interesaba la relación con el medio para preservarlo. Todo lo contrario, la Explotadora Tierra del Fuego, se caracterizó por la depredación de los campos, para lograr de ella la máxima plusvalía; tal es el caso, que cuando en el Gobierno de Frei se expropia de acuerdo al valor libros, la gran empresa acepta gustosa la negociación, debido a que los campos de Ultima Esperanza estaban sufriendo el rigor del sobre talajeo.

El relato al cual nos referiremos, fue titulado como: " En territorios de zorros y gringos solitarios". En el relato Button hace mención a las embarcaciones provenientes de Bories que iban a dejar sus muertos al primer Cementerio con que contó el territorio, ubicado frente a Prat en lo que hoy se llama " La Isla de los muertos". Un día gris de invierno se detuvo uno de estos funerales. Los deudos y acompañantes bajaron de los botes y pidieron café. La esposa de Button fue muy gentil y le agregó contundentes sándwiches, al ver que se trataba de trabajadores muy humildes que venían a sepultar a un trabajador del frigorífico. Al día siguiente- continúa el relato- Arthur fue a buscar un martillo y clavos para seguir la labor interrumpida el día anterior por el funeral. Sus herramientas no estaban. Reacción inmediata culpar a los deudos del entierro y partir de inmediato a Puerto Cóndor en su bote a comprar un nuevo martillo y clavos. Al llegar dejó lo recién comprado entre unas matas negras cerca de la playa para continuar al día siguiente. Cuan no sería su sorpresa al reiniciar sus labores no encontrarse nuevamente con los utensilios. Vamos al relato de Button, para ver el final de este ingenuo relato: "el sendero me fue entregando generosas pistas del ladrón, a medida que iban apareciendo esas benditas pisadas de zorro mi cuerpo se iba relajando. En la playa relucía mi nuevo martillo, claro que con el mango todo mordisqueado por los caninos del ladrón. Ahora me tocaba saber la suerte corrida por mis clavos". Como supuse, también habían formado parte del festín de los audaces cuadrúpedos. Tuve que adoptar la misma forma de caminar de mis depredadores. En cuatro patas fui recogiendo clavo a clavo".

En el segundo de los escritos encontrados, cuya traducción es reciente. Por el interés puesto en este material agradezco el trabajo de organización de los escritos que han realizado tanto Gladys Grace y Duncan Campbell, y el trabajo de traducción de Amalia, columnista de " Patagonia Mía" que desde Concepción ayuda en forma entusiasta en esta aventura. Los contenidos son de una crónica que Arthur Button titula " La Fragata Argentina". Su testimonio va dirigido al diario de Valparaíso " South Pacific Mail", y está dedicado a desmitificar los acontecimientos que giran alrededor de la defensa del territorio de Última Esperanza por parte del colono alemán Ricardo Kruger en el año 1896. El testimonio tiene fecha 20 de abril de 1951.

Todos los antecedentes recogidos por muchos años por Button, entre los vecinos del sector, incluso considerando lo contado por el hijo del Capitán Eberhard, atestiguan que no hubo tal desobediencia frente a los oficiales de la fragata argentina
"Azopardo" por parte de Kruger; ya que Mascareño y su tropa llegaron en forma pacífica consultando si el Canal que llegaba hasta Consuelo, tenía otro brazo por el cual pudiesen avanzar hacia el oriente hasta llegar a territorio argentino. Cuando vieron la bandera chilena tradicionalmente izada en la estancia de Eberhard se produjo el siguiente diálogo:

¿ A qué distancia de aquí está el territorio argentino?
" Como a 30 a 50 millas"
¿Llega este canal al territorio argentino?
"No, termina unos pocos kilómetros más arriba"
¿El otro Canal . Llega a la Argentina?
"No. No lo han explorado aún"
¿Se ha sabido de otro canal que entre a territorio argentino?
"No"
" Bien entonces desembarcaremos. Traigan la bandera y el mástil"
"¿Qué van a hacer?" . ¿Sacar la bandera?
¿Crees que no podemos. Somos casi 200 hombres. ¿Cuántos son ustedes?
"Seis"
" O bien, creo que podemos hacernos cargo. Vamos a la playa, plantemos el mástil, icemos la bandera chilena encima y la argentina debajo, y gritemos ¡Hurra!

El diálogo anterior le fue trasmitido a Button por el hermano de Ricardo Kruger, que estaba allí presente, luego prosigue …" Mi hermano quiere que la gente diga que es un héroe, un gran tipo. ¿Por qué lo hace? ¿ Qué gran héroe fue él? ¿Por flamear la bandera chilena? ¿Por saludar un vapor?. No supimos hasta mucho después de qué nacionalidad era. Esta historia es toda falsa. Él no izó la bandera para impedir que ellos la sacaran, ni ellos cuestionaron jamás el derecho a izarla". Respecto del final del episodio el hermano de Kruger señala que los argentinos invitaron a los colonos chilenos a beber un trago y a preparar un buen asado… " Ellos creyeron que se habían metido en territorio argentino" concluía .

Arthur Button para allegar mas antecedentes sobre las motivaciones de Kruger, agrega uno que raya en lo anecdótico. Señala que lo visitó en 1935. Kruger estaba sufriendo mucho por un reumatismo, apenas podía pararse y caminar, tenía alrededor de 70 años. En un periódico de Punta Arenas por esos días había enviado una solicitud por 5.000 hectáreas de tierras. La esposa de Kruger comentó que ya había planchado, remendado, lavado y almidonado una bandera chilena. La mujer terminada su labor expresó . " Ahora le toca a Dick enviarla". Al consultar donde sería enviada, Kruger contestó " Voy a enviarla al Gobierno. Quiero hacerlos reaccionar y creo que lo lograré. Les escribí pidiendo un poco de tierra y aún no me han contestado. Esta es la bandera que icé cuando vino la fragata y eso debiera conmoverlos".

La respuesta de Button a su amigo, tiene el típico sarcasmo británico, cuando trata de persuadir no enviar una bandera tan inmaculada como testigos de un hecho heroico, como dirían alguien hoy, Kruger no sabía marquetearse. Button argumenta entusiasmado..
" Tu has lavado y dejado como nueva la bandera. Creo que está mal. He visto banderas de cien años colgando de una catedral y que no han sido remendadas. Se encontraban llenas de agujeros de balas, cortes de espada, sangre de batallas. Eran rasgos históricos de lo que habían presenciado". Luego continúa en su sabrosa argumentación ante nos imaginamos el expectante Kruger .. "Si las miras, no se necesitan palabras. Puedes imaginar lo que sucedió aunque se encuentren mudas" y luego la reprimenda final ¡¡¡ Lo que has hecho ha borrado todo, ya no se muestra nada. No lo sé, pero creo que fue un gran error lavarla y remendarla!!!!

Si observamos la fecha de esta crónica, veremos que ella es muy cercana al 4 de junio de 1951, cuando se anunciaba en el diario " El Magallanes", que por acuerdo de la Municipalidad de Natales se inauguró un monolito de homenaje a Ricardo Kruger en la plaza Primero de Mayo. La inscripción de la placa conmemorativa decía " El pueblo de Natales a don Ricardo Kruger Ley como reconocimiento a su gesto en un momento histórico de soberanía nacional, que tuvo lugar en febrero de 1896".

Lo que ahora queda por averiguar si dicha crónica fue publicada por el diario inglés de Valparaíso, o bien quedó guardada en su cuadernos manuscritos, redactados en las largas noches de un invierno patagónico a luz de una lámpara petromax a parafina. Ese es nuestro primer cronista natalino, al que vamos descubriendo poco a poco. Atípico, anómico en un paisaje y en un medio social donde predominaba la sobrevivencia lánguida e intrascendente de colonos incomunicados en territorios de soledades y silencios. Tenemos como tarea seguir encontrando y recuperando la obra de Button. Leyéndolas nos dan ganas de proclamar lo que tanto repetía Unamuno " La Historia no existe, sólo existen historias".
Fuente: milodoncitychachacha.blogspot.com