domingo, 2 de enero de 2011

EL ESCONDITE DEL MILODON.

Por JorgeLópez Orozco.

Imagínate de paseo, en medio de una feroz naturaleza, en compañía de amigos y tu hijo y, de pronto, en medio de un inmenso boquerón de rocas te encuentras con un trozo de piel de un animal muerto. Peludo, rojizo y duro, demasiado real y vivo como para pensar que se trataría de los restos del más afamado animal prehistórico encontrado en tierras chilenas.

Eso fue lo que le ocurrió en 1895 a Hermann Eberhard, colono alemán establecido desde 1893 en la estancia “Puerto Consuelo”, en las cercanías del actual Puerto Natales. Corría febrero de ese año, hace más de un siglo atrás, y en una expedición hacia la gruta ubicada en la ladera occidental del Cerro Benítez, a unos 100 metros hacia su interior, se hallaron los restos del animal, hasta ese entonces desconocido.

La piel tenía 1,50 metros de largo por 80 a 90 centímetros de ancho. Como el trozo de cuero causó sorpresa entre los paseantes hasta tuvieron tiempo para retratarse junto a él. Luego lo llevaron a la estancia y lo dejaron en “exhibición” colgado de un árbol para que lo viese quien pasase por el lugar, lo que causó que el descubrimiento fuese causando una creciente curiosidad y lo que valió a su descubridor que motejaran el sitio del hallazgo como la “Gruta Eberhard”.

¿Qué Animal Era Este?
Al año siguiente arribó a Puerto Consuelo el geólogo Otto Nordenskjöld, quien era parte de una expedición científica sueca en la patagonia. Se interesó en el asunto y fue a visitar la cueva. Encontró restos de fecas, más pedacitos de cuero, una garra y todo eso lo llevó al paleontólogo de su equipo, el doctor Einar Lönnenberg. Ahí se inició una apresurada carrera científica por intentar denominar a la criatura hallada.

Llegaron decenas de científicos de fama mundial al sur de Chile para analizar la cueva y el afamado paleontólogo argentino Florentino Ameghino, nominó al animal como un Neomylodón Listai, un gran herbívoro del género de los gravígrados que incluso, pensaban, podía sobrevivir en algún rincón recóndito de los parajes magallánicos.

La noticia de un ser vivo de esas características, fue un acontecimiento dentro de la comunidad científica, la cual visitó por decenas la cueva descubierta por Eberhard, inclusive el diario inglés The Daily Express organizó una expedición para encontrar ¡vivo! un milodón, cosa que obviamente no dio resultados, pero que avivó la imagenería popular al punto de que muchas personas saquearon la cueva buscando hasta oro.

Descartado la posibilidad de vida del milodón, los científicos llegaron a las siguientes conclusiones: su nombre científico es Mylodón Darwinii listai; la buena conservación de sus restos correspondía a las características ambientales propicias de la gruta; fue habitante del período post pleistocénico, vale decir, de unos 10 a 13 mil años atrás y convivía con otras especies como los caballos enanos, auquénidos, cánidos, grandes roedores y tigres dientes de sable.

Visitando La Cueva
La Cueva del Milodón se encuentra a 24 kilómetros de Puerto Natales y es visitada frecuentemente por turistas de todas las nacionalidades por ser un sitio de alto interés cultural.

Sus medidas son de 30 impresionantes metros de alto, 270 metros de longitud y 170 de anchura. La bienvenida la da una réplica en fibra de vidrio del mítico animal, una mezcla de oso con cabeza de camello.

La cueva forma parte junto a otras dos cavernas y un extraño conglomerado de rocas denominado la Silla del Diablo, al Monumento Natural Cueva del Milodón administrado por la Conaf. Un museo de sitio ubicado al ingreso del Monumento Natural muestra la historia paleontológica, arqueológica y morfológica del área. Complementan estos servicios un interesante sendero que culmina en un mirador panorámico del lugar.


Fuente: www.chile.com