jueves, 2 de septiembre de 2010
EL MILODÓN PERDIDO
Escrito por Ramon Arriagada
En el diario El Magallanes del 28 de mayo de 1899, el doctor Rodolfo Hauthal, en una misiva confiesa que él jamás encontró en la Cueva Eberhard un esqueleto completo del Milodón. Según las versiones de los vecinos, el científico, Jefe de la sección Geológica del Museo de La Plata, habría saqueado los restos del desaparecido animal para llevarlos a Argentina.
Al desmentir señala que encontró algunos pequeños huesos del Milodón y del llamado caballo enano, pero sí, reconoce haber encontrado un cuero completo del gran herbívoro extinguido.
Le baja el perfil a su hallazgo, pues confiesa que “ el Museo de la Plata tiene entre sus valiosísimas colecciones muchos esqueletos enteros del Milodones, éste sería uno de los fósiles más comunes en la formación pampeana”. Hauthal pasó por el lugar, cuatro años después que estuviera en la caverna el doctor sueco Otto Nordenskjold, a quien Eberhard le había mostrado el cuero encontrado por él, al descubrir la Cueva, y que había colgado de un árbol cerca de su casa en Consuelo.
El caballo no llegó con los conquistadores
Quince días después del paso de Hauthal por Consuelo, llegó al sitio arqueológico el primo de Otto Nordenskjold. Este botánico y zoólogo era Erland Nordenskjold, él si dedicó algunos días a realizar excavaciones, logrando estructurar un esqueleto completo del Milodón.
Le llamó mucho la atención haber encontrado en la misma cueva las pezuñas de caballos que formaban parte de la megafauna que habitó el lugar hace 13 millones de años. En la época, fines del siglo diecinueve, se reflexiona que la Cueva de Ultima Esperanza es una caja de sorpresas, pues todos los textos de historia señalaban que el caballo, había sido introducido desde Europa por los españoles en tiempos de la Conquista de América.
Como el cuero del Milodón encontrado estaba tan bien conservado y hasta húmedo, debido a las condiciones internas de la cueva y la no llegada de depredadores al lugar, se inició el mito que empezó a tomar volumen en Buenos Aires, en orden a que aún quedaban animales de la especie vivos y circulando por el lugar. Incluso un diario de Punta Arenas, recogió la versión en el sentido que parte importante del cuero colgado por Eberhard estaba tan degustable, que había sido mordisqueado por los cerdos de la crianza del colonizador alemán.
Atrayendo visitantes a la Patagonia
En su edición del 11 de junio de 1899 el diario “ El Magallanes” se agotó. En su titular anunciaba una completa información sobre “ Los Monstruos Patagónicos”. Recogiendo noticias provenientes de Argentina; el artículo había sido publicado in extenso por “El Diario de Buenos Aires”, se daban noticias tan impactantes, que ya habían acercado a siete expediciones científicas europeas a la Patagonia, para encontrar ejemplares de Milodones con vida. Ya en aquellos años nuestros vecinos justicialistas se daban maña para atraer visitantes. ¡Nos llevan siglos de diferencia!.
Se habla que desde la Patagonia ignota y semi-bárbara “parece ya indudable que una estupenda maravilla está a punto de serle entregada a la Ciencia” . En un recodo del camino intrépidos caminantes se podrán encontrar con un monstruoso y venerable animal llamado el Neo Milodón”, proclamaba el comentario de prensa.
El reportero va a La Plata a buscar la opinión del célebre paleontólogo Florentino Ameghino, quien reconoce que los indios tehuelches temen a un animal monstruoso que ellos llaman en su lengua “ Yemis Che”, incluso el científico afirma que el indio Hompen mató un ejemplar del terrorífico animal. Un hermano le envió un pedazo de cuero del ejemplar, que fue comparado con las muestras conservadas en el Museo de la Plata y “ me resultó evidente su analogía con el Mylodón de las edades prehistóricas”.
Las dudas del científico
Florentino Ameghino, da crédito a la versión entregada por el explorador de la Patagonia Ramón Lista, quien hubo de enfrentar a un animal monstruoso al que le disparó varios tiros, despareciendo herido en unos matorrales. Las palabras finales al periodista, se refieren a que él debe doblegarse ante las evidencias, puesto “que hay los pedazos de la piel coraza que no pueden pertenecer a ninguno de los animales contemporáneos conocidos”; además el cree en la sinceridad del Gobernador Lista.
A quien quiera oírlo, Homper el indio tehuelche que mató al extraño “Yemis Che”, dice que para ello usó las dos armas de los indios pampeanos: la bola perdida y las boleadoras. Con la primer arma, diestramente lanzada le destruyó el cráneo y “ lueguito lo aproveché y le caí con las boleadoras hasta acabarlo”. El periodista le pregunta al científico si partirá pronto al lugar, ubicado en las riberas del Río Senger a buscar el esqueleto del animal muerto, dice que esperará las noticias cuando llegue su hermano. Ameghino como buen científico duda sobre las características del animal cazado. Duda respecto a que sea un Neo Mylodón, se inclina hasta por la muerte de un oso hormiguero, que los había en gran número y gigantes en territorios del vecino país.
Todos quieren ver al Uyenis Che
La duda del científico se extiende a los hallazgos conocidos de Ultima Esperanza. Las noticias que él tiene es que Otto Nordenskjold encontró un cuero de Milodón en la cueva, tapando el esqueleto de un ser humano. Además el científico sueco, había constatado que el cuero como coraza “evidentemente estaba trabajado por la mano del hombre”, por lo tanto las pieles del “Uyenis Che”, sirvieron de abrigo y coraza a los indios.
En la despedida del periodista, luego de entrevistar al sabio Ameghino, dice haber quedado con la sombra de la duda sobre la existencia “del desmesurado y temeroso bicho, verdadera maravilla de fin de siglo que habíamos tenido escondido sin saberlo, allá en las intrincadas serranías del salvaje desierto patagónico”
Las noticias sobre el Milodón siguieron circulando. En julio de 1899 el doctor Juan Steffens, después de visitar Punta Arenas y Utima Esperanza, ha sostenido enfáticamente en una conferencia en Santiago, ante un auditorio atestado de público, que pierden el tiempo los científicos de Europa que siguen llegando a la Patagonia, pues él personalmente “ ha comprobado la no existencia, en vida, del tal animal”.
En los meses de verano de ese año 1899 el Museo de La Plata registra largas colas de visitantes que quieren conocer los restos del “Monstruo de la Patagonia”. Los componentes constituidos por “ el cuero, hueso y dos soberbios ramilletes de estiércol, eran objeto de variadísimos comentarios…el cuero cubierto en parte de un pelo largo y rojizo y con incrustaciones de innumerables huesecillos de forma hexagonal u octogonal”.
Adiós a la aventura
Justo en el año 1900 en septiembre, llega a Buenos Aires una expedición organizada por el prestigioso diario inglés “ The Daily Express” a cargo de Mr. Hesketh Prichard, integrada por científicos y periodistas, quienes se dirigen a Puerto San Julián y después a Río Chico donde quince años atrás el explorador Lista estuvo a punto de cazar uno vivo… “vienen con armas escogidas, balas dum-dum y cápsulas explosivas” (La Nación de B. Aires 1º/9/1900). Al regresar a Buenos Aires en abril de 1901 Prichard y sus acompañantes fatigados y extenuados , reconocieron con molestia y desgano “ que hace ya siglos que el Mylodón ha dejado de pertenecer al mundo de los vivos” (La Prensa de Buenos Aires.24.4.1901).
El ciudadano y comerciante suizo residente en la ciudad de Punta Arenas, Santiago Frauenfelder , dándole un golpe a cátedra provinciana, exhibe muy suelto de cuerpo en su local de la calle Atacama, huesos, mandíbulas, vértebras, uñas y hasta pedazos de cuero del Milodón, como lo informa el diario “El Comercio” de la ciudad de fecha 22 de octubre de 1901. Por cierto que los trofeos del suizo habían sido producto de su constancia y pasión por la arqueología.
Al año siguiente, aparece en escena Albert Conrad, aventurero de las tierras australes. A veinte pies de profundidad en la caverna dice “haber encontrado la cabeza intacta, semipetrificada del famoso antediluviano”. El 7 de noviembre el diario “El Comercio” de Punta Arenas, dice llegarán los restos del Milodón en el vapor “Elena”. No sabemos si se cumplió la anunciada exposición propagada por Conrad. Lo que si sabemos es que el pobre desenterrador, cayó en la locura y, siguió por las pampas buscando el cementerio de los Milodones. Murió en el intento en las cercanías de Laguna del Desierto.
Al llegar en 1905 a Punta Arenas, Arthur Button, nuestro primer narrador de las cosas de Puerto Natales, se deja envolver por la mitología del Milodón, que en esos momentos está en su punto máximo, siendo tema en bares, cantinas y reuniones familiares. Ovejeros provenientes de Ultima Esperanza aseguraban a quien quisiera escucharlos que “ una tribu de indios que vivían en las montañas se encerró en un valle que era como el paraíso. Nadie podía salir ni entrar”.
El relato continuaba, y sus informantes los ovejeros decían que subiendo al punto elevado de la montaña veían… “ a los indios trabajando, cosechando trigo con animales grandes como milodones, con el maíz casi cubriéndolos por completo”. Y Arthur Button, ciudadano inglés, gran lector y escribidor se sintió atraído por lo admirable, lo maravilloso, lo asombroso, lo inusual que escuchaba, había llegado a un escenario de ilusiones y mitos; eso lo atrajo, por eso mandó a buscar a su familia y se quedó. Proceso que se ha ido repitiendo en el tiempo con muchos que han optado por estos territorios de soledades, ilusiones y silencios.
Fuente: www.opinionsur.cl