Paco Ros nos comenta ayer que si el emprendedor pone su patrimonio y la start-up de va al garete que pasa luego. ¿Volverán los inversores a apostar por él si no tiene ya nada que invertir?
En primer lugar, no es habitual que el emprendedor ponga su patrimonio en juego, si es verdad que, si lo tiene, deba demostrar que cree en el proyecto invirtiendo el/ella parte de sus recursos propios. El inversor lo que busca es saber que el emprendedor arriesga -dinero, posición, sueldo- lo que no quiere es que si todo va mal -sea o no por su culpa- el emprendedor se vaya de rositas mientras que el inversor ha perdido todo lo invertido.
El inversor apostará por un emprendedor que haya fracasado si:
- Reconoce que el fracaso es en parte su culpa y donde ha metido la pata
- Sabe que hay que "no hacer" para no incurrir en el mismo error
- Razona muy bien sus errores pasados y el aprendizaje que ha sacado de ellos
Lo que el inversor ve con muy malos ojos es alguien que ha fracasado y explica que todo se debe a los demás, que el no ha tenido ninguna culpa y que el mercado, los competidores, los empleados o los socios han sido los responsables. Esto demuestra que no ha aprendido nada y en ese caso, no se debe apostar por el/ella.
En España es especialmente difícil justificar el fracaso y por ello es más importante el saber explicarlo bien, asumir los errores y enumerar las lecciones que se han aprendido para volver a ganarse la confianza de los inversores. Apostar por caballo ganador -el que ya lo ha demostrado con éxito- es lo más sencillo pero no siempre la única via.
Fuente: http://rodolfocarpintier.com